Mi nombre es Lleny y llevo más de 4 años dedicada al mundo del fitness. Lo que comenzó como un reto personal se convirtió en una pasión que transformó por completo mi vida.

A través del entrenamiento descubrí no solo cómo fortalecer mi cuerpo, sino también mi mente. Hoy, mi propósito es compartir todo lo que he aprendido y motivarte a iniciar tu propia transformación.

Creo firmemente que cuando te comprometes con tus metas y confías en ti mismo, no hay límites para lo que puedes lograr.

Mi misión es inspirar a más personas a dar ese primer paso, a construir disciplina y a entender que el cambio verdadero comienza desde adentro.

Soy Sandy, crecí viendo a personas con sobrepeso, problemas de salud y una calidad de vida limitada, y desde niña supe que no quería eso para mí. Con errores y aprendizajes, entendí que ser saludable no es una moda ni una dieta temporal, es una forma de vida. No se trata solo de querer verte bien o bajar de peso, sino de sentirte fuerte, con energía y vivir plenamente.

Para mí, el ejercicio no es un castigo ni una obligación, es una manera de cuidar mi cuerpo, mi mente y mi bienestar. Es el momento donde conecto conmigo, libero estrés y fortalezco no solo mis músculos, sino también mi disciplina y mi carácter.

En cuanto a la alimentación, crecí escuchando: “come ahorita que puedes y estás joven, porque después no podrás”. Con el tiempo entendí que comer bien no es privarse, sino nutrir tu cuerpo y darle lo que necesita para estar fuerte, saludable y llena de energía durante muchos años.

Mi propósito es inspirar a otros a ver la salud como algo esencial, no opcional. A entender que cuidarte hoy es el mejor regalo que puedes darle a tu futuro, a tu familia y a ti misma.

Porque al final, sentirse bien no es un lujo, es tu responsabilidad.

Desde niño en México siempre fui una persona activa. Mi nombre es Saul, y Crecí jugando futbol, corriendo en las calles de mi barrio y disfrutando de cualquier deporte que me hiciera sentir vivo. Cuando llegué a Estados Unidos a los 13 años, seguí ese camino: jugué futbol en el equipo de la escuela y me apasioné por la natación.
Pero con el paso del tiempo, la vida tomó otro ritmo. Entre el trabajo y las responsabilidades, fui dejando a un lado mi bienestar. A mis 22 años, miré una fotografía mía y me di cuenta de que mi cuerpo, y mi energía, no llenaban mis expectativas. En ese momento entendí algo: nadie iba a hacer el cambio por mí.

Fue así como comencé mi viaje en el gimnasio. Al principio no fue fácil. No sabía por dónde empezar, ni cómo lograr resultados. Pero aprendí que la clave no estaba en los demás, sino en mí. Que la verdadera competencia no era externa… era yo contra mí mismo.

Con el tiempo, el fitness se convirtió en algo más que una rutina. Se volvió una herramienta para fortalecer mi mente, mis hábitos y mi confianza. Y con esa transformación, nació un propósito: ayudar a que otras personas también descubran su mejor versión.